Puedes usar el «efecto halo» a tu favor.
“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.” -Nicolás Maquiavelo-
Daniel Kahneman nos habla del «efecto halo» en su libro «Pensar rápido, pensar despacio». El «efecto halo» es un sesgo cognitivo que hace que si nos gusta una persona tendamos a calificarla con características favorables, a pesar de no disponer de mucha información sobre ella. Este sesgo es muy conocido y usado, entre otros campos, en el marketing, la publicidad o la negociación.
Hagamos una prueba sobre el «efecto halo». Se trata de responder a la pregunta: ¿Qué piensas de Alan y de Ben a partir de los siguientes datos?
Alan: inteligente, diligente, impulsivo, crítico, testarudo, envidioso.
Ben: envidioso, testarudo, crítico, impulsivo, diligente, inteligente.
Si eres como la mayoría de las personas, habrás visto a Alan mucho más favorecido que a Ben. Los rasgos iniciales de la lista cambian el verdadero significado de los rasgos que vienen después. La tozudez de una persona inteligente es vista como algo poco menos que justificable, y hasta puede realmente inspirar respeto, pero por el contrario, la inteligencia en una persona envidiosa y testaruda la hace aún más peligrosa.
El «efecto halo» está presente en cualquier ámbito de nuestra vida. Todos, aunque sin mala intención, tendemos a juzgar a la ligera y solemos atribuir características excesivamente positivas o negativas a las personas basándonos en aspectos parciales. Esto pasa porque a nuestro «sistema 1» no le gusta la incertidumbre; le resulta incómoda la duda. El «sistema 1», está preparado para creer, para sacar conclusiones y hacer asociaciones precipitadas. Por eso es fantástico construyendo buenas historias con poca información.
¿Has pensado alguna vez en usar el «efecto halo» a tu favor? ¿Crees que GTD® te puede ayudar a que tu entorno saque conclusiones más positivas sobre ti?
Todas las personas podemos cometer algún error, pero créeme si te digo que, si usas GTD®, es muy probable que tu entorno piense que tienes superpoderes.
Esto pasa porque, entre otras cosas, nunca se te olvida nada. Puedes manejar un número extraordinario de proyectos y eres capaz de hacer que tus temas avancen. Te permite ocuparte tanto de tu vida personal como de los asuntos profesionales. Puedes mantener la atención y el enfoque en lo que haces y también sabes desconectar y descansar.
Aunque personalmente creo que, por muy buenos que seamos usando el «efecto halo» a nuestro favor, es imposible gustarle a todo el mundo y que, independientemente de las consecuencias, cada persona debe ser quien quiere ser. Hay un hecho que me parece importante destacar y es que tener «buena fama», sobre todo en el aspecto profesional, nos puede abrir muchas puertas y, en muchas ocasiones, esa «buena fama» es simplemente el resultado de una historia construida a partir de dos o tres piezas de información.
En definitiva, si quieres usar el «efecto halo» a tu favor y causar una buena primera impresión, GTD® también en esto te puede ayudar.