En este post veremos el llamado WYSIATI, acrónimo de «What you see is all there is» que traducido seria: «Lo que ves es todo lo que hay»
La mayoría sentimos gran satisfacción por tener el superpoder de juzgar a las personas a las que conocemos a la velocidad del rayo.
Los psicólogos dicen que en milésimas de segundo decidimos si una persona nos gusta o, por el contrario, no es de nuestro agrado.
Probablemente esta capacidad haya sido útil a lo largo de la historia de la humanidad. Identificar a un posible enemigo y así poder reaccionar en cuestión de segundos podía marcar la diferencia entre vivir o morir. Pero, en nuestros días, decidir de forma apresurada y con poca información nos lleva a cometer graves errores sin obtener ningún beneficio.
Nos cuenta Daniel Kahneman en su libro «Pensar rápido, pensar despacio» que esto de tomar decisiones con poca información es algo que hacemos de forma habitual y no solo con las personas a las que acabamos de conocer.
Tenemos excesiva confianza en lo que creemos saber y nuestra aparente incapacidad para reconocer las dimensiones de nuestra ignorancia y la incertidumbre del mundo en que vivimos nos hace tomar decisiones equivocadas.
Nuestra mente es perezosa y se deja llevar por «sesgos cognitivos». Uno de estos sesgos es el llamado por kahneman WYSIATI «Lo que ves es todo lo que hay».
Este «sesgo cognitivo» hace referencia al hecho de que las personas, habitualmente, llegamos a conclusiones con la poca información que tenemos disponible. Las personas solemos Ignorar y despreciar lo que desconocemos, aunque se trate de información relevante.
Es decir, llegamos a conclusiones teniendo en cuenta únicamente lo que sabemos como si fuera la totalidad de lo que hay que saber.
Habitualmente el que decide es el «sistema 1» y las decisiones las toma rápidamente y sin ningún esfuerzo. Nuestro apresurado «sistema 1» monta una historia coherente con la información que tiene disponible, sin tener en cuenta la calidad de dicha información o la falta de datos relevantes. Ciertamente es difícil escapar de este «sesgo» debido a la gran sensación de confianza que sentimos con respecto a nuestra «intuición».
Tendemos a pensar que lo que no vemos no existe. Por eso mi recomendación, para evitar cometer errores, es que cuando tengamos que tomar una decisión que tenga impacto en nuestra vida nos hagamos estas dos preguntas:
¿Qué es lo que sé? Y ¿Cuál es la información relevante que aún no tengo?