Nuestro cerebro necesita combustible
“Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien”. Virginia Woolf
Nos dice Kahneman que la idea de «energía mental» es mucho más que una mera metáfora.
Cuando nuestra mente no hace nada en particular, consumimos «energía mental» en pensamientos aleatorios y en observar lo que sucede a nuestro alrededor. Además, cuando hacemos esfuerzos intelectuales, nuestra mente incrementa su consumo de energía.
La actividad mental esforzada es especialmente acaparadora de glucosa. Cuando estamos realizando una tarea mental que requiere esfuerzo, nuestro nivel de glucosa en sangre desciende. También sabemos que los efectos del agotamiento mental, consecuencia del esfuerzo intelectual, pueden ser compensados ingiriendo glucosa.
Estos hechos me llevan a darte algunos consejos, que te pueden ayudar a mejorar tu efectividad personal:
- Después de hacer una tarea de las que demandan mucha energía mental, bebe agua y toma algún alimento que te ayude a recuperar el nivel de glucosa. Te recomiendo nueces y fruta.
- Respeta tus horarios de comida. En el trabajo del conocimiento nuestra mente es la principal herramienta de trabajo y, para que esté en buenas condiciones, tenemos que alimentarnos correctamente.
- Siempre que sea posible, deja las tareas que no te exigen demasiado esfuerzo intelectual para los momentos del día en los que tu nivel de glucosa sea más bajo.
- Cuando tengas delante una tarea que te exige energía mental, y te sientas perezoso, trata de combatir la pereza tomando algo dulce. Yo suelo tomar chocolate 😊
Las personas tenemos una energía mental limitada o, dicho de otra manera, nuestro cerebro no tiene la capacidad de estar todo el día «al cien por cien». Ser conscientes de nuestros niveles de energía mental nos ayuda a elegir mejor qué hacer en cada momento.
Podemos mejorar nuestra efectividad personal haciendo coincidir nuestros momentos de máxima energía mental con las tareas que la requieren y también, si queremos que nuestro cerebro tenga un buen rendimiento debemos cuidar nuestra alimentación.
Muy probablemente a todos nos pase lo mismo que a Virginia Woolf y si queremos pensar bien, amar bien y dormir bien, tendremos que comer bien.
Cuando nuestra mente no hace nada en particular, consumimos «energía mental» en pensamientos aleatorios y en observar lo que sucede a nuestro alrededor. Además, cuando hacemos esfuerzos intelectuales, nuestra mente incrementa su consumo de energía.