Es fácil conseguir que nada se te escape.
El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender. Plutarco
Hablábamos en un post anterior de lo que ganas cuando capturas, de en qué consiste capturar, de qué hay que capturar y de los tres errores más habituales relacionados con capturar y cómo combatirlos.
Hoy hablaremos de dónde capturar.
Las cosas que se capturan solas, de manera automática, sin que tú intervengas, van a parar a «bandejas de entrada». Por otra parte, lo que tú utilizas para capturar cosas se llama herramientas de captura.
Existe un amplio número de herramientas de captura, tanto de alta como de baja tecnología, que se pueden utilizar para recopilar todos los incompletos.
Debes asegurarte de disponer de las herramientas necesarias que te permitan capturar tanto la información que tú mismo generas como la que proviene de fuentes externas.
Además de disponer del número adecuado de ellas, es también importante contar con las herramientas de recopilación o captura adecuadas, es decir, las que mejor se adapten a tus necesidades y preferencias concretas de captura. Aquí tienes algunas de ellas:
Bandejas de entrada físicas:
Son las ideales para capturar material físico.
Hojas en blanco y libretas
Van de maravilla para para recopilar ideas.
Grabaciones de voz y digitales
Cada vez son más las opciones que te permiten grabar mensajes que podrás procesar más tarde.
Correo electrónico y de texto
Una de las bandejas de entrada donde probablemente se te están recopilando la mayor cantidad de asuntos pendientes.
Actualmente contamos con la posibilidad de integrar de forma automática distintos canales. Las notas escritas en papel o en pizarras y los mensajes de voz pueden enviarse a bandejas de entrada digitales.
No hay un número óptimo de bandejas de entrada, cada persona tendrá que decidir las que mejor se adaptan a sus necesidades.
Mi recomendación es que tengas todas las bandejas que necesites para poder capturar en cualquier situación que te permitan hacerlo cómodamente y, también, las menos posibles, ya que luego hay que aclararlas, es decir, vaciarlas.